Que Google es el mayor motor de búsqueda del mundo no es nada nuevo, pero desde sus inicios
los resultados de búsqueda han variado mucho y han pasado a mostrar
cada vez más resultados que muestran productos relacionados con Google.
Tan sólo un 13% de los resultados que aparecen en nuestra pantalla al hacer una búsqueda son resultados naturales:
un 12% son enlaces patrocinados, un 7% de la pantalla está ocupado por
Google Maps (un producto de Google), 17% del espacio corresponde a
publicidad y el 14% restante es el campo de búsqueda y productos de
Google.
Dependiendo de la búsqueda que se realice estos porcentajes varían,
pero los resultados naturales nunca superan el 15% del espacio de la
pantalla, lo cual lleva a que los internautas acaben “picando” en los
productos de Google o en sus anunciantes.
Cuando realizamos una búsqueda a través de Google con nuestro
smartphone los resultados orgánicos están más que escondidos, ya que en la pantalla de pequeño formato Google da prioridad absoluta a sus propios productos, seguido de la publicidad y por último los resultados de búsqueda naturales.
El debate acerca de la objetividad de Google y el monopolio virtual
que está creando está cada vez más expandido. Muchos están comenzando a
explorar nuevos buscadores alternativos y algunos gobiernos están
intentando “atacar al gigante” para proteger la libre competencia.
No entiendo que pasa con el 37% restante.
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